La mediación familiar es una forma amistosa y pacífica de resolver los conflictos que se puedan dar en el ámbito familiar.
La mediación tiene un coste económico y psicológico menor que el judicial a la hora de resolver los conflictos familiares y además reestablece las relaciones personales. Los temas que tratamos de mediar son por ejemplo: regular la pensión de alimentos, con quien se quedarán los hijos, como repartir las vacaciones…
La mediación familiar se puede utilizar para llevar a cabo una separación o divorcio de forma pacífica y restableciendo la comunicación entre los cónyuges, pero también puede valer para resolver problemas puntuales de la convivencia entre los cónyuges o de los cónyuges con los hijos (ejemplo problemas de la convivencia con los hijos en temas que se dan en la vida diaria).
En el ámbito familiar se dan también diferencias a la hora de encauzar las relaciones con la familia extensa, es decir, relaciones con los abuelos, primos, hermanos, etc. y la mediación puede ayudar a resolver estos problemas de forma amistosa y rápida ayudando a recomponer las relaciones familiares (ejemplos pueden ser herencias, compraventas, repartos del cuidado de los familiares, etc.).
En definitiva, la mayoría de conflictos que se llevan a los juzgados se pueden resolver de una forma amistosa a través de la mediación.
Nosotros, a través de la mediación, ayudamos a que se resuelvan de una forma más beneficiosa para todos.
La mediación es una forma sencilla y económica de resolver conflictos que surgen en el ámbito de la comunidad social, bien sea en los conflictos que se den en comunidades de vecinos, o en colectivos sociales en los que puedan darse problemas.
La mediación también es de gran utilidad para resolver situaciones de conflictividad a la hora de reclamar una herencia, de problemas que puedan surgir entre particulares y empresas o servicios y de problemas derivados de las viviendas como puede ser desahucios, impagos de alquileres